El mapa como representación gráfica-espacio-temporal, en donde su importancia recae, puede ser, en su funcionalidad a través de su código interpretativo, es decir desde su pragmática y sintaxis. Su carácter funcionalista pareciera vislumbrarse en su característica de código cerrado a un cierto grupo interpretativo, diríamos pues que para comprender y significar el mapa como representación de una realidad o concepto se debe estar a fin con dicho código.
El mapa deberá representar puntualmente lo que se quiere saber de lo que se representa, es por ello que este será una proyección de lo que se quiere abarcar y conquistar; es tal vez por esto que su carácter sintético superara, en ciertos casos, su carácter descriptivo en cuanto a su mímesis, ahí es donde el lenguaje toma su vitalidad e importancia.
Al hacer un ejercicio de representación espacial, sonora y olfativa* se encuentran las siguientes características y observaciones: por un lado el signo desde una construcción cultural y por otro la representación o creación de un signo desde la subjetividad o autorepresentación del creador.
Analizando una serie de mapas de un espacio determinado y hechos cada uno por una persona especifica, podemos observar las características que un código o signo pudieran tener; por un lado se pude contemplar un carácter descriptivo, y por otro lado un carácter sintético funcional.
Si bien los códigos de representación visual son códigos que han predominado culturalmente debido a la importancia que se le ha tenido al sentido visual u óptico, pareciera que el lenguaje verbal en cuanto a su sintaxis idiomático predominara en su función, es así como en ciertos mapas nos encontramos con ciertas referencias gráficas y verbales o grafico-verbales. Aquí estaríamos hablando de un ámbito sintáctico en donde se relacionan signos con signos.
Que pasa en cuanto a la representación sonora y olfativa, aquí nos encontramos con una cierta dificultad representacional debido a que es una representación espacio-temporal a diferencia de la representación visual, la cual es o fue puramente espacial.
El carácter temporal queda ausente en la mayoría de las representaciones, permaneciendo el carácter gráfico del mapa visual anterior, la diferencia que encontramos es que al querer representar en este caso la sonoridad y lo olfativo, se cae en un ámbito relacional en cuanto a nuevamente códigos culturales visuales, como en el caso de la representación sonora a través de ondas, o la representación del aroma a través de un supuesto estado gaseoso de la materia.
¿En este caso la funcionalidad se cumple? ¿O acaso hay una intencionalidad funcional en este tipo de represtación? Si bien la funcionalidad del mapa recae en su carácter de conquistar lo que representa, nos encontramos que las representaciones anteriores sonoras y olfativas quedan debido a su atemporalidad, como un registro o huella de un suceso que existió en un espacio determinado, perdiendo así su posibilidad de ser conquistado tras ser efímera su existencia.
*Dicho ejercicio fue realizado el día 15 de agosto del 2011 en el salón TD de la ENPEG
“Esmeralda” por el grupo de tercer semestre de la materia de teoría.
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